Antes de la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492, el mundo se encontraba en un momento de gran efervescencia a nivel histórico. Europa estaba inmersa en la transición del Medioevo a la Edad Moderna, con el Renacimiento como movimiento cultural y artístico en pleno auge. Las potencias europeas buscaban rutas comerciales más directas con Asia para obtener riquezas y expandir su imperio. Sin embargo, el dominio del Mediterráneo por parte de los turcos otomanos dificultaba el acceso a esas rutas tradicionales.
Desde hacía décadas, navegantes como Marco Polo habían traído relatos de las riquezas orientales, despertando el interés de los europeos por encontrar una nueva ruta hacia el este. Al mismo tiempo, los portugueses habían comenzado a explorar la costa occidental de África en busca de una ruta marítima hacia India. Fue en este contexto que Cristóbal Colón, un navegante genovés al servicio de los Reyes Católicos de España, propuso un audaz plan: llegar a Asia navegando hacia el oeste, a través del océano Atlántico.
Después de varios meses de travesía, el 12 de octubre de 1492, la expedición de Colón avistó tierra firme en una isla del actual archipiélago de las Bahamas. Colón creía haber llegado a las Indias, por lo que llamó a los habitantes de la isla "indios". Sin embargo, en realidad había llegado a un continente hasta entonces desconocido para los europeos: América.
La llegada de Colón a América tuvo profundas consecuencias tanto para el continente recién descubierto como para Europa. Por un lado, supuso el inicio de la colonización europea de América, con el consiguiente impacto en las poblaciones indígenas y en la configuración de un nuevo orden mundial. Por otro lado, el descubrimiento de América abrió nuevas rutas comerciales y posibilitó la expansión de las potencias europeas por todo el mundo, dando inicio a la llamada Era de los Descubrimientos.
En resumen, la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492 marcó un antes y un después en la historia mundial, inaugurando una nueva era de intercambios culturales, económicos y sociales entre los continentes. Sin embargo, también significó el inicio de un proceso de colonización y explotación que tendría graves consecuencias para los pueblos originarios de América.